sábado, 16 de mayo de 2020

Contrastes en la concha de tu hermana (Parte I)

Las chinas mogolicas te quieren garchar (cuidado)
Si piensan que el post-título y su captura son abstractos, cierren la pestaña del porno, dejen de pajearse, limpiense la verga y las manos, y sigan leyendo... Una vez más, mediante este blog del orto, voy a masturbar sus pervertidas mentes.

¿Es la existencia homogenea? ¿O acaso es natural convivir en constantes conflictos y paradigmas de toda índole (mayormente sexuales)? Me inclino a pensar en la segunda. Soy partidiario de que una vida sin lucha significa una existencia inútil, estéril, puesto que la ausencia de lucha demarca la ausencia de aspiraciones, ergo el equivalente a un pedazo de carne pudriendose en un tupper.

Como cuando te querés pajear, pero te interrumpen familiares que llegan un domingo al mediodía. ¿Cómo podría uno sentirse tan frustrado, tan reprimido, si no hubiera existido una meta en primer lugar (llenar el monitor de renacuajos microscópicos)? Tal ira lechosa nos indica que, en aquel no tan lejano pasado, existía una meta perseguida, una resolución ahora irresoluta.

Se da, entonces, el descubrimiento (personal) de un paradigma interesante, que nos permite deducir que, si existen sensaciones negativas, es porque las preceden sensaciones positivas.

Este es un concepto antiquísimo, ya explorado incluso en los tiempos de la antigua Grecia, y más allá de mano del Zoroastrismo...



Se estarán preguntando ustedes: ¿Y qué garcha tiene todo esto que ver con el título y una imagen apenas perceptible?

Bueno, tanto el post-título como la imagen, son referencias a uno de mis proyectos musicales preferidos: Clitogusano Espermatide. Un proyecto de cybergrind(core), que más parece un archivo MIDI corrupto, con títulos (cómicamente) vomitivos y degenerados.




Y lo digo con total seriedad, me gusta tanto como cualquiera de mis otras bandas favoritas.

El tema es que, en medio de toda esa bizarreada (sic) y degeneración, existe armonía; todo tiene sentido. No se trata de ruido abstracto y estúpido como las payasadas que hace Yoko Ono; realmente, detrás de todo ese ruido y disonancia, se puede encontrar una atmósfera muy fuerte y muy bien lograda, mezclada con porno, gore cloacal y producción precaria.

Es estético. Estéticamente asqueroso, claro, pero la estética y la escencia estan. Y así como es morbosamente estético, es también brutalmente sincero.

Temas como "Pija Magnvm, Devorivm Chotvm" (sólo conseguible a través de sitios webs archivados) son la epítome de contraste: Comienza con un largo e incómodo intro, que no es más que el sonido aislado de una tipa haciendo un agresivo deepthroat en una película porno. Luego comienza el ruido, crudo como siempre, y de la nada... un sintetizador completamente armonioso, frío, distante, incluso hasta melancólico. Hasta que, en su punto más álgido, esa melancolía se mezcla con el mismo audio de la mina vomitando saliva y bilis mientras chupa una verga.

Ese tipo de cosas te marcan, porque hasta que no experimentas algo como eso, no te das cuenta que la vida pueden ser tan dispar y antagónica...

Pero lo es.